Mi posición como terapeuta se relaciona con una entidad que busca amplíar la visión, el discurso y las posibilidades de acción de cada uno. En ese contexto, los consultantes son los expertos en sus vidas, y por lo tanto me dirijo a ellos como agentes activos y dueños de su historia, con el derecho y responsabilidad de decidir y tomar las riendas de las decisiones
A lo largo de mi experiencia como terapeuta he desarrollado una visión de la terapia como un proceso activo de reflexión y de acción en el que los consultantes son los actores principales en la creación de un cambio. Centro la atención en los recursos y potencialidades, para que de esta manera podamos ir construyendo y narrando su historia desde las herramientas y no desde los defectos. Es necesario que en este proceso se vaya desarrollando una concepción global e integral de las problemáticas para poder cambiar las perspectivas con las que se han abordado las situaciones y que no han sido funcionales. Por lo tanto, mi intención es crear nuevas concepciones en torno a cómo se está entendiendo “el problema” y qué se está haciendo al respecto.
En cuanto a la forma de guiar el proceso, busco integrar herramientas desde distintos enfoques que me permitan tener una observación, análisis y creación del proceso más enriquecedor. Principalmente me baso en la teoría proveniente de los enfoques sistémico relacional y humanista.
Desde el enfoque sistémico lo primordial es el entendimiento de las dinámicas que se han formado en torno a la problemática,comprendiéndolas como resultado de las relaciones que se han establecido dentro de un contexto determinado, por lo tanto es central conocer eso que sucede entre las personas que depende de una serie de cosas tanto de cómo son esas personas, del contexto situacional e histórico, de la historia personal, de las premisas o prejuicios que se tengan al respecto, etc. Es por esto que escojo no poner el centro de atención en las clasificaciones o categorizaciones de las personas en términos de estructuras de personalidad, diagnósticos psicopatológicos o etiquetas afines, ya que considero que si bien pueden describir una situación y en ese sentido son útiles, por otro lado individualizan y dificultan una visión más dinámica de lo que está sucediendo, por lo que se reducen las posibilidades de actuar y de realizar cambios. Estas comprensiones hacen que una realidad se vuelva estática y algunas veces que la persona se termine transformando en lo que se diagnostica, empobreciendo la visión de lo que es el ser humano.
Desde el enfoque humanista rescato algunas técnicas que permiten centrarse en la experiencia, en la dimensión corporal y emocional de una forma más directa que abre las puertas a indagar la vivencia tomando en cuenta factores que solemos no tener en cuenta, lo que trae nuevos elementos y herramientas a la reflexión.